domingo, 29 de abril de 2018

Población, cambio climático y huella ambiental



Resumen
En 1679 Anthony van Leeuwenhoek fue el primero en especular acerca del número de seres humanos que podría albergar la Tierra. Desde entonces y, sobre todo, desde que Thomas Malthus publicó en 1798 su célebre ensayo, el debate demográfico –particularmente exacerbado en la segunda mitad del siglo pasado, cuando la tasa de crecimiento poblacional duplicaba a la actual- se estableció en dos frentes, el de los boomsters, que sostienen que no hay límites para la explotación de los recursos terrestres, y el de los doomters, para los que los recursos del planeta tienen unos límites que estamos a punto de desbordar. La detección en la década de 1990 de los primeros síntomas del calentamiento global ha marginado a unos y otros. Hoy, el debate no se centra en los límites de los recursos, sino en los excesos de emisiones de gases de efecto invernadero con los que nuestro sistema económico consumista está alterando el equilibrio global de la Tierra. La superpoblación sigue siendo el problema, pero la unidad de medida de hoy es nuestra huella ambiental evaluada en términos de producción de gases de efecto invernadero, los responsables de la aceleración del cambio climático global.
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