Resumen
En 1679
Anthony van Leeuwenhoek fue el primero en especular acerca del número de seres
humanos que podría albergar la Tierra. Desde entonces y, sobre todo, desde que
Thomas Malthus publicó en 1798 su célebre ensayo, el debate demográfico
–particularmente exacerbado en la segunda mitad del siglo pasado, cuando la
tasa de crecimiento poblacional duplicaba a la actual- se estableció en dos
frentes, el de los boomsters, que
sostienen que no hay límites para la explotación de los recursos terrestres, y
el de los doomters, para los que los
recursos del planeta tienen unos límites que estamos a punto de desbordar. La
detección en la década de 1990 de los primeros síntomas del calentamiento
global ha marginado a unos y otros. Hoy, el debate no se centra en los límites
de los recursos, sino en los excesos de emisiones de gases de efecto
invernadero con los que nuestro sistema económico consumista está alterando el
equilibrio global de la Tierra. La superpoblación sigue siendo el problema,
pero la unidad de medida de hoy es nuestra huella ambiental evaluada en
términos de producción de gases de efecto invernadero, los responsables de la
aceleración del cambio climático global.
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