viernes, 30 de marzo de 2018

El máster de doña Cristina y el aceite de Rajoy


Uno, benévolo y cándido sin más mérito que el de haber nacido así, no quiere poner en duda los esclarecidos méritos de doña Cristina Cifuentes para obtener un máster sin haber aparecido por la universidad; si seré bueno, que incluso he escrito sobre ello en algún periódico lo bastante indulgente como para publicar mis escritos.

Y si no pongo en duda los méritos de doña Cristina, cómo voy a poner en entredicho la reconocida sindéresis del actual presidente del Gobierno español, cuya capacidad intelectual y expresiva es de sobra conocida. Su biografía señala que comenzó a preparar las duras oposiciones de Registrador de la Propiedad durante el último año de carrera. Unas de las pruebas consideradas más difíciles para obtener tan relevante puesto de funcionario público del Estado fueron aprobadas a la primera el año siguiente por Mariano a los 24 años, por lo que se convirtió en el registrador más joven de la historia de España. Fue destinado al Registro de Padrón y luego al más lucrativo de Santa Pola donde le va de perillas.

No hay que asombrarse: de casta le viene al galgo. Los cuatro hijos del que fuera presidente de la Audiencia Provincial de Pontevedra durante los años setenta, don Mariano Rajoy Sobredo, han podido presumir del insólito caso de haber superado las más duras oposiciones de la Administración del Estado. El hermano menor de nuestro presidente, Enrique, estuvo a punto de arrebatarle el récord de ser el registrador más joven de España cuando unos años después aprobó la misma oposición; sigue ostentando la marca del segundo más joven. El camino familiar debía de estar abierto ya en tan prestigioso Cuerpo, pues consiguió también ser registradora su hermana María de las Mercedes, titular de uno de los Registros de Getafe. El cuarto hermano, Luis, concurrió con similar éxito a las igualmente duras pruebas de acceso al Notariado, obteniendo plaza en Orense para terminar en El Escorial, donde falleció hace algunos años.

Muy meritorio el caso de la familia, cuyos éxitos profesionales aplaudo con firmeza como aplaudo la límpida carrera universitaria de la señora Cifuentes. Ahora bien, como en este mundo abundan los personajillos críticos, iconoclastas, mordaces y tocapelotas, no faltan quienes relacionan ese éxito curricular y la obtención de las funcionariales canonjías a cierta pérdida de aceite que tuvo lugar en Redondela.

Quien quiera conocer los detalles de este sórdido asuntillo, que acuda a estos enlaces (1, 2). Allí leerá que don Mariano Rajoy Sobredo  presidió a comienzos de los setenta el tribunal que juzgó el escándalo del aceite de Redondela en el que estaban implicadas personalidades del franquismo, incluido el hermano del General Franco, Nicolás, y en el  curso del cual se produjeron hasta siete muertes sospechosas sin que se aclarase ninguna; cómo la sentencia fue benigna, no determinó qué sucedió con los cuatro millones de litros de aceite desaparecidos ni con los doscientos millones de pesetas esfumados, y la contundente maniobra de Rajoy Sobredo para que Nicolás Franco se marchara de rositas y de embajador a Lisboa. A pesar del escándalo, carpetazo al tema y a otra cosa mariposa. © Manuel Peinado Lorca. @mpeinadolorca.