Uno, benévolo y cándido sin más mérito
que el de haber nacido así, no quiere poner en duda los esclarecidos méritos de
doña Cristina Cifuentes para obtener un máster sin haber aparecido por la
universidad; si seré bueno, que incluso he
escrito sobre ello en algún periódico lo bastante indulgente como para
publicar mis escritos.
Y si no pongo en duda los méritos de
doña Cristina, cómo voy a poner en entredicho la reconocida sindéresis del actual
presidente del Gobierno español, cuya capacidad intelectual y expresiva es de sobra
conocida. Su biografía señala que comenzó a preparar las duras oposiciones de
Registrador de la Propiedad durante el último año de carrera. Unas de las pruebas
consideradas más difíciles para obtener tan relevante puesto de funcionario
público del Estado fueron aprobadas a la primera el año siguiente por Mariano a
los 24 años, por lo que se convirtió en el registrador más joven de la historia
de España. Fue destinado al Registro de Padrón y luego al más lucrativo de
Santa Pola donde
le va de perillas.
No hay que asombrarse: de casta le viene
al galgo. Los cuatro hijos del que fuera presidente de la Audiencia Provincial de
Pontevedra durante los años setenta, don Mariano Rajoy Sobredo, han podido
presumir del insólito caso de haber superado las más duras oposiciones de la
Administración del Estado. El hermano menor de nuestro presidente, Enrique, estuvo
a punto de arrebatarle el récord de ser el registrador más joven de España cuando
unos años después aprobó la misma oposición; sigue ostentando la marca del
segundo más joven. El camino familiar debía de estar abierto ya en tan prestigioso
Cuerpo, pues consiguió también ser registradora su hermana María de las
Mercedes, titular de uno de los Registros de Getafe. El cuarto hermano, Luis,
concurrió con similar éxito a las igualmente duras pruebas de acceso al
Notariado, obteniendo plaza en Orense para terminar en El Escorial, donde
falleció hace algunos años.
Muy meritorio el caso de la familia,
cuyos éxitos profesionales aplaudo con firmeza como aplaudo la límpida carrera
universitaria de la señora Cifuentes. Ahora bien, como en este mundo abundan los
personajillos críticos, iconoclastas, mordaces y tocapelotas, no faltan quienes
relacionan ese éxito curricular y la obtención de las funcionariales canonjías
a cierta pérdida de aceite que tuvo lugar en Redondela.
Quien quiera conocer los detalles de
este sórdido asuntillo, que acuda a estos enlaces (1, 2).
Allí leerá que don Mariano Rajoy Sobredo
presidió a comienzos de los setenta el tribunal que juzgó el escándalo
del aceite de Redondela en el que estaban implicadas personalidades del
franquismo, incluido el hermano del General Franco, Nicolás, y en
el curso del cual se produjeron hasta
siete muertes sospechosas sin que se aclarase ninguna; cómo la sentencia fue
benigna, no determinó qué sucedió con los cuatro millones de litros de aceite
desaparecidos ni con los doscientos millones de pesetas esfumados, y la contundente maniobra de Rajoy Sobredo para que Nicolás
Franco se marchara de rositas y de embajador a Lisboa. A pesar del escándalo,
carpetazo al tema y a otra cosa mariposa. © Manuel Peinado Lorca. @mpeinadolorca.