Myotis myotis. Foto. |
¿No se ha tropezado alguna vez con una puerta de cristal? Los murciélagos
lo hacen con alguna frecuencia y no porque vuelen distraídos. Simplemente,
no reconocen como obstáculos las superficies verticales y lisas. Esa es la
conclusión de un estudio del seguimiento de los murciélagos de orejas de ratón
(Myotis myotis) mientras volaban a
través de un túnel experimental en el que los investigadores habían colocado
una lámina de metal vertical.
Aunque ahora formen parte del paisaje que nos rodea y parezca que siempre
han estado ahí, las estructuras generadas por el hombre apenas representan un
instante en la historia de la Tierra. Los sistemas sensoriales de los animales
evolucionaron para navegar por ambientes naturales y, por tanto, no siempre funcionan
bien en medios antropogénicos. En un trabajo publicado
hoy por la revista Science, un grupo internacional de investigación encabezado
por Stefan Greif, del departamento de Zoología de la Universidad de Tel Aviv, demuestra
que el sistema de ecolocación de los murciélagos parece percibir las superficies
lisas verticales como superficies despejadas abiertas, un error que a menudo
conduce a impactos fatales.
Los murciélagos navegan a toda velocidad por entornos complejos utilizando
la ecolocalización,
una modalidad sensorial que es profundamente diferente de la visión humana, y
que consiste en el uso de ondas sonoras y del eco para determinar la posición
de objetos en el espacio. Para ecolocalizar, emiten ondas sonoras por su boca o
por la nariz. Cuando las ondas sonoras impactan en un objeto, producen ecos. El
eco rebota en el objeto y vuelve a las orejas del murciélago. Los animales
escuchan los ecos para determinar la posición del objeto, el tamaño y su forma.
Usando la ecolocalización pueden detectar objetos tan finos como un pelo humano
en completa oscuridad. Pero transformar una percepción tridimensional en otra sensorial
de dimensión inferior a la visión humana es una tarea compleja. Por lo tanto, están
tan obligados a aplicar un alto grado de procesamiento e interpretación de la entrada
tridimensional, que cometer un error es relativamente fácil.
Cómo se engañan los murciélagos. La mayoría de las estructuras naturales, como el follaje de los árboles, devuelven cierto eco. Las superficies de espejo plano como los estanques o los paneles de ventanales reflejan el eco con el mismo ángulo con el que inciden. Los murciélagos no pueden discernir si el sonido está simplemente pasando de largo o si es reflejado por el espejo, y por ello pueden interpretar erróneamente esta situación como un camino libre de obstáculos. Fuente. |
Básicamente, la ecolocalización del murciélago se diferencia de la
visión humana en que las características observadas no se perciben
directamente, sino que deben ser procesadas a través de mecanismos sofisticados.
La visión binocular proporciona a los seres humanos un flujo continuo de dos
campos ópticos bidimensionales separados, lo que permite reconstruir cómodamente
escenas complejas de nuestro entorno tridimensional. En la visión, las
direcciones de los objetos bidimensionales son accesibles directamente,
mientras que las distancias a las que se encuentran tienen que ser
reconstruidas por correlación o acomodación. Por el contrario, cuando utilizan la
ecolocalización, los murciélagos sólo reciben dos señales acústicas
unidimensionales como ecos de sus reclamos ecolocalizadores, que no se emiten
continuamente, sino que son ultrasonidos que funcionan como un estroboscopio a alta
tasa de repetición. Los retornos del eco codifican directamente las distancias
del reflector, pero las direcciones bidimensionales correspondientes a cada
reflector deben ser reconstruidas a través de mecanismos más complejos.
Debido a esa complejidad, cuando interpretan escenarios por medio de la
percepción ecoacústica, los murciélagos se ven obligados a utilizar también el
conocimiento innato y la experiencia. Eso hace que los murciélagos sean
propensos a engaños sensoriales cuando se enfrentan sin experiencia previa a
escenarios complejos que se asemejan acústicamente a otros escenarios
diferentes que un animal experimentado reconoce sin ambigüedad. De hecho,
cuando la lámina metálica se colocaba sobre el suelo, los murciélagos se
acercaban intentando beber en ella (vea
este video).
(A) Esquema de propagación del sonido en una superficie lisa y vertical (vista desde arriba). Para un murciélago dentro de la "zona de la placa" (en rojo), el sonido que choca en un ángulo oblicuo se refleja, mientras que sólo el sonido perpendicularmente incidente se refleja hacia atrás. (B) Configuración del túnel de vuelo que representa la perspectiva vertical. La placa de metal lisa se muestra en gris en la pared; las líneas discontinuas representan la zona de influencia de la placa. En la perspectiva horizontal, la placa lisa estaba situada sobre el suelo de la zona de la placa. Fuente. |
De veintiún murciélagos analizados, diecinueve se estrellaron al menos
una vez contra la lámina metálica vertical (vea
este video), pero nunca lo hicieron cuando se enfrentaron a paredes u otros
objetos rugosos. Los impactos también se produjeron cuando los científicos
colocaron las placas metálicas en el campo (vea
este vídeo) o en las salidas de las cuevas habitadas por tres especies diferentes
de murciélagos. Aunque ninguno de los murciélagos utilizados en los
experimentos resultó dañado, es frecuente que la gente encuentre murciélagos
con alas o mandíbulas rotas al pie de los edificios con muros cortina o amplios
ventanales.
Greif y sus colegas demuestran que las estructuras verticales especulares
tan abundantemente empleadas en la construcción moderna como muros cortina y
grandes ventanales, son trampas sensoriales para la ecolocalización de los murciélagos
y, por lo tanto, podrían representar una seria amenaza para su supervivencia en
ambientes urbanos. Los murciélagos están habituados a encontrarse con
superficies especulares tales como las láminas de agua, lo que hace que confundan
a los vidrios artificiales con espacios naturales a los que están habituados. Debido
a que esas estructuras reflejan el sonido con el mismo ángulo que el sonido
incidente, no hay ningún eco perceptible procedente del área central de la
estructura especular mientras que el murciélago esté fuera del espacio situado perpendicularmente
delante del espejo. En un entorno complejo, este comportamiento acústico es
similar a un área libre obstáculos, porque la mayoría de las estructuras
naturales reflejan al menos un débil eco perceptible para el murciélago.
En todo el mundo existen hoy millones y millones de superficies lisas
verticales, lo que significa que tales percepciones erróneas podrían tener
considerables impactos negativos en la supervivencia de los murciélagos. Por
esta razón, el equipo ahora espera determinar si las ventanas u otras
superficies lisas artificiales suponen una amenaza ecológica para los
murciélagos y cómo estos animales pueden aprender a convivir con ellas. ©Manuel Peinado Lorca. @mpeinadolorca.