La súbita a aparición en el registro fósil de
las angiospermas ha supuesto un quebradero de cabeza para los botánicos desde
los tiempos de Charles Darwin. En una carta mandada a Joseph Hooker en 1879,
Darwin se quejaba de que las plantas con flores aparecían repentinamente en el
registro fósil, para diversificarse a continuación muy rápidamente. Un
rompecabezas que el naturalista no dudaba en calificar de “abominable
misterio". Poco a poco, gracias a todo tipo de investigaciones, se va
armando el rompecabezas.
Las flores son las estructuras reproductivas
de las angiospermas (plantas con flores), que representan casi el 90% de todas
las plantas terrestres actuales y de las cuales depende, de forma directa o
indirecta, la mayor parte de la vida terrestre. Sin embargo, las flores son una
innovación evolutiva relativamente reciente en el calendario geológico de la
diversificación de las plantas. El ancestro común más reciente de todas las
angiospermas vivientes probablemente existió hace entre 140 y 250 millones de
años (MA). En cambio, se estima que el antepasado común más reciente de todas
las plantas con semillas existentes (es decir, las angiospermas y las
gimnospermas) vivió hace entre 310 y 350 MA.
Los recientes avances en filogenética
molecular y una serie de importantes descubrimientos paleobotánicos han
revolucionado nuestra comprensión de la diversificación de angiospermas. Sin
embargo, el origen y la evolución temprana de su rasgo más característico, la
flor, sigue siendo un problema sin resolver. En particular, la estructura de la
flor ancestral de todas las angiospermas vivientes es todavía un enigma.
Basándose en un extraordinario conjunto de
datos (792 especies de 63 órdenes y 372 familias actuales y 136 muestras
fósiles) analizados y ordenados mediante cronogramas elaborados desde datos
moleculares, un grupo internacional de investigadores ha presentado en el último
número de Nature reconstrucciones
de flores ancestrales, que les han permitido concluir que la flor más primitiva
se parece mucho a la de las actuales magnolias, sobre todo en lo que ser
refiere al número y la disposición de las piezas periánticas. La flor de esa
angiosperma ancestral era bisexual y radialmente simétrica, con más de dos
verticilos de un perianto formado por tépalos indiferenciados (es decir, no hay
distinción entre cáliz y corola), más de dos verticilos de tres estambres libres
cada uno, y más de cinco carpelos libres dispuestos en espiral. El pdf con el
artículo completo puede descargarse en este enlace. © Manuel Peinado Lorca. @mpeinadolorca.
Reconstrucción de la flor ancestral. Las piezas
marcadas con tres asteriscos (***) indican alta confianza y consistencia entre
los métodos de reconstrucción (por ejemplo, periantio presente, indiferenciado
y actinomórfico). Otras deben ser interpretadas con precaución, ya que su
reconstrucción se asoció con una mayor incertidumbre (por ejemplo, la filotaxis
del perianto, y el número de verticilos estaminales). Los colores, las formas y
los tamaños relativos de los órganos no se dedujeron de los análisis y se
reprodujeron por razones artísticas. El número exacto de piezas no pudo ser
reconstruido con precisión. Para esta representación se escogieron números
mínimos, pero las reconstrucciones con órganos más florales son también
compatibles con los resultados. Una película con versión giratoria de este
modelo puede verse en este enlace.
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