Diferentes cultivares de pimientos. Foto. |
Como los de Padrón, unos
pican y otros no. A algunos les gustan los picantes y a otros no. Si le gustan
como a mi, tomar estas frutas picantes puede mejorar en gran medida la
experiencia gastronómica. Si no es así, pueden ser una pesadilla. En cualquier
caso, fíjese en que he escrito “frutas picantes” y no verduras picantes; y es
que aunque en el mercado se vendan entre las verduras, los pimientos son
frutas.
Los pimientos o chiles (como les llaman en Latinoamérica) son plantas americanas. El género al que pertenecen, Capsicum, se compone de unas cuarenta especies. De ellas, cinco han sido domesticadas. Aunque piquen, no tienen relación alguna con la pimienta negra (Piper nigrum). En realidad, los chiles son parientes de tomates, patatas y berenjenas, y se incluyen en la misma familia, las Solanáceas.
Los pimientos o chiles (como les llaman en Latinoamérica) son plantas americanas. El género al que pertenecen, Capsicum, se compone de unas cuarenta especies. De ellas, cinco han sido domesticadas. Aunque piquen, no tienen relación alguna con la pimienta negra (Piper nigrum). En realidad, los chiles son parientes de tomates, patatas y berenjenas, y se incluyen en la misma familia, las Solanáceas.
Flor violeta de Capsicum pubescens. Foto. |
Los pimientos son plantas arbustivas, anuales
o perennes que pueden alcanzar cuatro metros de altura, aunque la mayoría no
llega a los dos. Las flores tienen una simetría radial (actinomorfas) y son
hermafroditas y pentámeras, lo que quiere decir que en la misma flor hay
órganos masculinos (estambres) y femeninos (carpelos), y que la flor tienen
normalmente sus piezas florales en
número de cinco. Tienen cinco sépalos en un cáliz persistente acampanado y
habitualmente cinco pétalos de color blanco, amarillo, azul, violeta más o
menos intenso, moteados de verde o francamente bicolores. Los estambres,
soldados a la corola, tienen las anteras amarillas o purpúreas, de forma ovoide
y dehiscente longitudinalmente. Su ovario es súpero, y tienen dos, tres o más
carpelos con numerosos óvulos, y el estilo es fino con un estigma pequeño y
cabezudo.
Frutos péndulos de Capsicum annuum. Foto. |
El fruto que producen es un tipo de baya. Hay
muchos tipos de bayas. Algunas, como los tomates, tienen una pulpa jugosa;
otras, como las berenjenas, tienen una pulpa consistente. Los pimientos ni lo
uno ni lo otro: donde tomates y berenjenas presentan pulpa, los pimientos
tienen una cavidad vacía. El fruto, permanece verde, más o menos oscuro, cuando
está inmaduro y se torna de color amarillo-anaranjado-rojo vivo y hasta violeta
al madurar. Tiene interiormente tabiques generalmente incompletos
—concurriendo hacia el eje en la base del fruto— en los cuales se insertan las
semillas, sobre todo en la zona axial, engrosada, de convergencia. Los frutos
pueden tener hasta unos 15 cm de largo, y son de forma muy diversa, desde
globulares hasta estrechamente cónicos.
En el medio natural, las frutas de Capsicum son mucho más pequeñas que las
que compramos en el mercado. Siglos de domesticación han creado unos
“monstruos” muy variados y llamativos. El ardor que se experimenta al morder un
pimiento picante es el resultado de un producto químico irritante picante o
acre llamado capsaicina.
La capsaicina es la sustancia que le da el
sabor característico a los frutos de Capsicum.
Se produce principalmente en los tejidos placentarios donde están ancladas las
semillas y en las membranas internas. Está en concentraciones más altas en la
médula blanca que rodea a las semillas y de ahí que, para evitar sorpresas,
muchos cocineros las eliminan cuando preparan pimentadas. Solo existe en el
género, pero no en todas las especies/cultivares, y es a una defensa de la
planta para protegerse de ser consumida por los mamíferos.
Ahora bien, como sucede con cualquier otra
fruta, el objetivo principal es la dispersión de semillas. ¿Por qué entonces la
planta armaría sus frutos con la ardiente capsaicina? La respuesta a este
enigma radica en sus parientes salvajes. Como he dicho más arriba, los frutos
de los pimientos silvestres son mucho más pequeños en la naturaleza. Cuando
están maduros, presentan tonos brillantes rojos, amarillos, y naranjas. Su
tamaño pequeño y la coloración brillante son reclamos irresistibles para los principales
agentes dispersores de las semillas. Y es que lo que sirve para espantar a los
mamíferos no funciona con las aves, que, completamente insensibles a la ardiente
capsaicina, son las encargadas en la naturaleza de esparcir las semillas.
Capsicum chinense. Foto. |
A los que les repelen los pimientos picantes,
les parecerá obvio que, como mamíferos que son, es natural que las propiedades
de disuasión de los Capsicum no estén
hechas para los seres humanos. Los que gustan de ellos disfrutan de un poco (a
veces demasiado) de capsaicina que la selección artificial ha logrado en
algunos cultivares de las cinco especies domesticadas que, como los de Padrón, se sitúan en el filo
de la navaja entre lo picante y lo peligroso.
Y para finalizar, un poco de historia.
Evidencias arqueológicas de México confirman que el género Capsicum fue cultivado hace más de 6000 años. Es posible que su
cultivo se hubiera dado simultáneamente en diferentes lugares de Suramérica y
Centroamérica. Fue Cristóbal Colón que llevó el pimiento y sus simientes a
España en su segundo viaje en 1493. De allí se extendió su cultivo por todo el
mundo, empezando por Europa, y luego -en los tiempos en que España controlaba
el comercio con Asia- a las Filipinas y desde allí a la India, China, Corea y
Japón, donde fueron incorporados a las cocinas locales.
En 1995, el arqueobotánico Hakon Hjelmqvist publicó un artículo en Svensk Botanisk Tidskrift afirmando que había evidencias de la presencia de pimientos en Europa en épocas anteriores a Colón. Según Hjelmqvist, en una excavación en San Botulfo en Lund (Suecia) hallaron Capsicum frutescens en un estrato, supuestamente, del siglo XIII. Hjelmqvist cree que procedía de Asia. Otra hipótesis sería que fue traído a Europa septentrional por los Vikingos, que podrían haber viajado, y vuelto de América antes que Colón, en 985 en los viajes de Leif Eriksson y de sus sucesores. © Manuel Peinado Lorca. @mpeinadolorca.
En 1995, el arqueobotánico Hakon Hjelmqvist publicó un artículo en Svensk Botanisk Tidskrift afirmando que había evidencias de la presencia de pimientos en Europa en épocas anteriores a Colón. Según Hjelmqvist, en una excavación en San Botulfo en Lund (Suecia) hallaron Capsicum frutescens en un estrato, supuestamente, del siglo XIII. Hjelmqvist cree que procedía de Asia. Otra hipótesis sería que fue traído a Europa septentrional por los Vikingos, que podrían haber viajado, y vuelto de América antes que Colón, en 985 en los viajes de Leif Eriksson y de sus sucesores. © Manuel Peinado Lorca. @mpeinadolorca.