Estatua del general Robert E. Lee en Charlotteville, Virginia. |
En una rueda de prensa celebrada el pasado
martes 15 de julio por la tarde, el presidente Trump defendió como una “defensa
del patrimonio sureño” la protesta ultraderechista en el campus de la
Universidad de Virginia del viernes anterior, en la que los manifestantes, muchos de los cuales llevaban antorchas tipo
Ku Klux Klan y hacían saludos nazis, cantaban consignas racistas. Los
asistentes, dijo el presidente, estaban allí para evitar que el ayuntamiento de
Charlottesville derribara una estatua del general confederado Robert E. Lee, lo
que él piensa es una causa perfectamente razonable para reunirse porque:
No todas esas personas eran neonazis, créanme. No todas esas personas eran supremacistas blancos. Esa gente también estaba allí porque querían protestar por la caída de una estatua de Robert E. Lee. […] Muchas de esas personas estaban allí para protestar por la caída de la estatua de Robert E. Lee. Esta semana, le toca a Robert E. Lee y otra le tocará a Stonewall Jackson. ¿Le tocará después a George Washington? Hay que preguntarse ¿dónde terminará todo esto?
Trump acertaba en que la protesta era sobre
la protección de una estatua…. sobre el papel. Pero sostener que la protesta no
era racista, es un enorme error impropio de un presidente bien asesorado algo que,
según todos los indicios, no parece ser el caso.
En
un informe público del Southern Poverty Law Center, una organización
dedicada al seguimiento de los derechos de grupos marginales
estadounidenses, arroja mucha luz sobre lo que verdaderamente hay detrás de los
monumentos y estatuas confederadas que salpican algunos estados americanos. Hay
al menos 1.503 símbolos de la Confederación en espacios públicos. Hay por lo
menos 109 escuelas públicas que llevan el nombre de prominentes confederados y muchas de ellas con muchos estudiantes afroamericanos. Hay más de
700 estatuas y monumentos confederados erigidos en lugares públicos de todo el
país, la mayoría de ellos en los estados sureños.
Gráfico original con el que elaboré el anterior. Los puntos verdes son las escuelas que llevan el nombre de personajes confederados. Los azules son las estatuas y monumentos erigidas junto a los juzgados. Los rojos son monumentos erigidos en otros lugares. Fuente. |
Las fechas en que se erigieron esos
monumentos o se pusieron nombres a las escuelas son claves. La mayoría de ellos no fueron erigidos inmediatamente
después de la Guerra Civil, como algunos nos quieren hacer ver. De hecho, hasta
1890 había muy pocas estatuas o monumentos dedicados a los líderes
confederados. La mayoría de ellos fueron erigidos mucho más tarde, en pleno
auge del movimiento racista americano. Les hago un resumen muy breve y
simplificado:
1861-1865:
Guerra civil.
1865-1875:
Era de la reconstrucción.
1875-1895: Termina
la era de la reconstrucción. Los estados sureños promulgan leyes de tipo “Jim Crow”,[i] que limitan los derechos de los afroamericanos. En 1896, el Tribunal
Supremo declaró que esas leyes eran
constitucionales.
1895-1915:
Con los negros privados de sus derechos y las leyes Jim Crow vigentes, los blancos del sur comienzan una campaña de
terror contra los negros. Los linchamientos se disparan, el KKK renace y los racistas
empiezan a construir estatuas confederadas y monumentos por todas partes.
1915-1955: La
legislación tipo Jim Crow impera en
todo el Sur.
1955-1970: La era de los derechos civiles
comienza después de que el Tribunal Supremo dictamine que las leyes Jim Crow son inconstitucionales. Los
blancos del sur montan una resistencia masiva y violenta, y comienzan a erigir nuevos
monumentos confederados.
Sí, estos monumentos fueron puestos para
honrar a los líderes y soldados confederados, pero el momento en que fueron
erigidos deja bastante claro cuál era la verdadera motivación: simbolizar
físicamente el terror blanco contra los negros. En su mayor parte se
construyeron durante épocas en que los blancos del sur estaban organizando
campañas de odio y subyugación contra los negros. Durante esas campañas, se
enviaban mensajes a los tribunales mediante la erección delante de los
edificios judiciales de estatuas ecuestres de Robert E. Lee, el general en jefe
de los ejércitos confederados.
El bajorrelieve levantado en la fachada de una montaña en Stone Mountain, Georgia, es el mayor del mundo. Los representados son Jefferson Davis, Robert E. Lee y Stonewall Jackson. |
Nadie debería pensar que estas estatuas
estaban destinadas a honrar la memoria de los combatientes. Fueron erigidas
mucho más tarde y la mayoría de ellas lo fueron para apoyar y reforzar explícitamente
los esfuerzos organizados y violentos para someter a los negros y mantener la
supremacía blanca en el Sur. Hay, pues, una razón por la que los negros
consideran que estas estatuas son símbolos de la intolerancia y el terror:
Sencillamente porque lo son.
Y una última cuestión. La equivalencia que
hace Trump entre estatuas confederadas y las dedicadas a George Washington inciden
en su profundo desconocimiento del fondo de la cuestión. Washington era un
dueño de esclavos, sí, pero el significado de una estatua de Washington no es
necesariamente pro-esclavitud o pro-supremacía blanca, mientras que ese es exactamente
el objetivo de la gran mayoría de monumentos confederados en los Estados
Unidos. Una vez que se entienda ese significado, resulta obvio por qué los
neonazis y los supremacistas blancos se unieron en la defensa de los monumentos
confederados. La única cuestión que queda por responder es por qué el
presidente de los Estados Unidos, de haber podido, se hubiera unido a ellos. © Manuel
Peinado Lorca. @mpeinadolorca.
[i]
Se llamaron leyes “Jim Crow” a un conjunto de leyes estatales y locales promulgadas en los
Estados Unidos entre 1876 y 1965, que propugnaban la segregación racial en
todas las instalaciones públicas bajo el lema «separados pero iguales» y se
aplicaban a los afroamericanos y a otros grupos étnicos no blancos. Algunos
ejemplos de leyes Jim Crow fueron la segregación en las escuelas públicas, en
lugares públicos, fuentes públicas de agua potable, transporte público y la
segregación en baños y restaurantes. En general, el resto de las leyes Jim Crow
se anularon por la Ley de Derechos Civiles de 1964 y la Ley de Derecho de Voto
de 1965.