Este cuento en clave política fue un discurso pronunciado en 1944, en el Parlamento de Canadá, por Tommy Douglas, activista y político, elegido en 2004 como "El canadiense más grande de todos los tiempos". Reconocido como padre del paso del sistema de salud canadiense al modelo de asistencia sanitaria universal.
En este enlace podéis ver el discurso con subtítulos (malos, pero subtítulos).
MOUSELAND
(TIERRA DE RATONES)
Esta es la historia de un lugar llamado Mouseland.
Mouseland era un lugar donde todos los
pequeños ratones vivían y jugaban, nacían y morían. Y vivían de la misma manera
que tú y que yo. Incluso tenían un Parlamento, y cada cuatro años tenían una
elección. Caminaban rumbo a las urnas y votaban.
A algunos de ellos incluso les llevaban en
coche a votar, un viaje que recibían cada cuatro años. Como tú y como yo. Y
cada día de elecciones todos los pequeños ratones acostumbraban ir a la casilla
y elegían un gobierno. Un gobierno integrado por enormes y gordos gatos negros.
Ahora, si piensas que es extraño que ratones
elijan un gobierno de gatos, sólo mira la historia de Canadá los últimos
noventa años y entonces verás que los ratones no son más estúpidos que
nosotros… No estoy diciendo nada en contra de los gatos. Ellos eran unos animales
buenos.
Los gatos llevaban su gobierno con dignidad,
aprobaban buenas leyes, esto es, leyes que eran buenas para los gatos. Pero
estas leyes que eran buenas para los gatos no eran muy buenas para los ratones.
Una de las leyes decía que la entrada a la ratonera tenía que ser lo
suficientemente grande como para que un gato pudiera meter su pata en ella.
Otra ley decía que los ratones sólo podían moverse a ciertas velocidades, para
que el gato pudiera obtener su desayuno sin esforzarse mucho.
Todas estas leyes eran
buenas leyes… para los gatos. Pero, oh, de verdad eran duras para los
ratoncitos. Y cuando los ratones no pudieron soportarlo más, decidieron que
algo habría que hacer. Entonces, fueron en masa a las urnas y echaron a los
gatos negros del gobierno… Y pusieron gatos blancos en su lugar.
Entonces, los gatos blancos hicieron una
campaña fabulosa. Dijeron: “Todo lo que Mouseland necesita es más visión”.
Dijeron: “El problema con Mouseland son las entradas redondas a las ratoneras.
Si nos elegís introduciremos entradas cuadradas”. Y eso fue lo que hicieron.
Ahora, las entradas cuadradas son el doble de grandes que las redondas, y así
los gatos pueden meter en ellas sus dos patas. Así que la vida se tornó más
difícil que nunca.
Cuando los ratones no pudieron soportarlo más,
votaron en contra de los gatos blancos y pusieron a los negros de nuevo. Para
luego regresar a los gatos blancos y de ahí otra vez a los negros. Incluso
trataron con gatos mitad blancos, mitad negros y lo llamaron Coalición.
Desesperados intentaron un gobierno de gatos
con motas en la piel, un gobierno de gatos que hacían sonidos como ratones,
pero que comían como gatos.
Ven amigos, el problema no estaba en el color
de los gatos. El problema era que eran GATOS. Y como eran gatos, velaban naturalmente
por los intereses de los gatos y no de los ratones.
Finalmente, llegó un pequeño ratoncito que
tenía una idea. Amigos, tengan cuidado con quien tiene una idea. Les dijo a los
otros ratones, “Miren compañeros, ¿por qué seguimos eligiendo un gobierno de
gatos? ¿Por qué no elegimos un gobierno de ratones? “¡OH!!”, dijeron, “es un
BOLCHEVIQUE, ¡Enciérrenlo!” Así que lo metieron en la cárcel.
Lo que quiero recordarles es que pueden encerrar
a un ratón o un hombre, pero no pueden encerrar una idea.