Flores del guisante, Pisum sativum. Fuente |
Debido a que el agua es esencial para la vida, los organismos han
desarrollado una amplia gama de estrategias para hacer frente a las
limitaciones hídricas, incluyendo la búsqueda activa de los niveles de humedad requeridos
para evitar la deshidratación. Las plantas usan gradientes de humedad para
dirigir sus raíces a través del suelo una vez que se detecta una fuente de
agua, pero la forma en que detectan la fuente es desconocida.
Un
estudio publicado este mes en la revista Oecology sugiere que algunas plantas son capaces de usar el sonido
para localizar el agua. Sí han leído bien: sonido. Aunque cuando se dice que a
las plantas les gustan ciertos tipos de música se entra en el mundo de la seudociencia,
la rigurosa investigación que apoya ese estudio, como otros que mencionaba en
este artículo, sugiere que las plantas pueden ser capaces de detectar
vibraciones e interpretarlas en su beneficio.
El equipo de la doctora Monica Gagliano, de la Universidad de Australia
Occidental, hizo germinar semillas de guisante (Pisum sativum) en dispositivos especialmente diseñados. Cada dispositivo
era como una Y invertida (Ver la figura adjunta). Ideó una serie de experimentos para forzar a las plántulas de guisantes a que
“eligieran” la dirección de enraizamiento que les fuera más favorable utilizando el extremo de cada brazo. En unos experimentos
utilizó agua estancada en uno de los brazos mientras que por el otro pasaba agua
que fluía a través de una cañería. En otros experimentos simplemente colocaba pequeños
altavoces que emitían sonidos de agua fluyente en uno de los extremos mientras
que el otro permanecía en silencio.
Artilugio usado en el experimento. Fuente |
Durante cinco días dejó que los guisantes crecieran y después comprobó
en qué dirección habían crecido las raíces. Sorprendentemente, los guisantes
parecían ser capaces de distinguir el sonido del agua fluyente: los que
pudieron elegir entre el agua estancada o el agua fluyente, dirigieron sus
raíces en dirección al brazo de esta última. Es decir, las raíces fueron
capaces de localizar el agua mediante la detección de las vibraciones generadas
por el agua fluyente dentro de las tuberías, incluso en ausencia de humedad del
sustrato. Cuando la humedad y las señales acústicas estaban disponibles, las
raíces preferentemente utilizaron la humedad en el suelo sobre las vibraciones
acústicas, lo que sugiere que los gradientes acústicos permiten a las raíces
detectar nítidamente una fuente de agua a distancia, mientras que los
gradientes de humedad les ayudan a alcanzar su objetivo con mayor precisión.
Curiosamente, las plantas colocadas entre la alternativa de elegir
entre el sonido del agua y el silencio, optaban por dirigir sus raíces hacia el
brazo silencioso evitando el ruido. Aunque el objetivo de la investigación no
era saber por qué los guisantes presentaban aversión hacia las grabaciones, la
doctora Gagliano sospecha que podría tener algo que ver con las corrientes
magnéticas de baja frecuencia emitidas por los altavoces. Investigaciones
anteriores han demostrado que incluso campos magnéticos débiles son suficientes
para frenar el crecimiento celular en las raíces.
Legumbres de guisante. Fuente |
En conjunto, estas investigaciones dibujan un fascinante panorama de
las capacidades sensoriales de las plantas. Sin embargo, hay que tener en
cuenta que los tamaños de muestra utilizados en este experimento fueron
bastante pequeños. Serán necesarios más y mejores experimentos para entender completamente
los patrones y los mecanismos que subyacen en esta percepción sensorial. Sin
embargo, estos hallazgos arrojan luz sobre el porqué las raíces de los árboles
parecen ser tan aficionadas a introducirse en las tuberías del alcantarillado,
incluso cuando no hay fugas. También servirían para explicar por qué las raíces
de algunos árboles optan a menudo por buscar fuentes
más estables y fiables de agua subterránea que depender de la incierta
oscilación de los arroyos cercanos. Por último, algo querrá decir que compartamos
con las plantas hasta diez de los cincuenta genes implicados en el oído humano.
Nuestra comprensión de las capacidades sensoriales de las plantas está
empezando a aflorar. Las plantas no son organismos tan insensibles como
creemos. Son organismos vivos que, como los animales, luchan por sobrevivir. © Manuel Peinado Lorca. @mpeinadolorca.