Liriodendron tulipifera |
Vean esa magnífica flor. Tiene un diámetro de casi
20 centímetros y unos colores muy atractivos. Es una flor de una magnoliácea, la familia de las conocidas magnolias (género Magnolia). Las magnolias son uno de esos
árboles que prácticamente todo el mundo reconoce. Son uno de los grupos de
plantas ornamentales más populares y su simbolismo a lo largo de la historia de
la humanidad es muy interesante. Pero, dejando aparte todo eso, me gustaría
contarles algo acerca de lo especiales que son las magnolias.
Veamos con algo más de detalle una flor de Magnolia y nos
daremos cuenta de que son diferentes a la mayoría de las flores. Para empezar,
el capullo florido está encerrado en brácteas (hojas modificadas) en lugar de en
un cáliz constituido por sépalos bien diferenciados. Los "pétalos" no
son en realidad pétalos sino tépalos, que también son indiferenciados y que, al
contrario de lo que ocurre en la mayoría de las flores, no están dispuestos
naciendo todos en el mismo punto (en un verticilo), sino que se disponen
helicoidalmente a lo largo de un eje. El aspecto más llamativo de la morfología
de la flor de las magnolias está en las estructuras reproductivas propiamente
dichas. Fíjese en la foto adjunta y verá como los estambres y los carpelos,
como el resto de las piezas florales, están ordenados helicoidalmente, tal y
como lo están las brácteas de una piña de pino.
Detalle de una flor agostada de Magnolia grandiflora. |
Una flor tan vistosa sirve para llamar la atención
de los polinizadores. Las magnolias se polinizan por insectos, es decir, son
entomófilas. Todo polinizador exige una recompensa por hacer su trabajo, y esa
recompensa es normalmente néctar. Pero, por grandes que sean, las flores de las
magnolias carecen de nectarios, así que nunca verá a las abejas de la miel
revoloteando cerca de esas enormes flores. Sencillamente no les interesan. Lo
que si verá son coleópteros, es decir, escarabajos, porque estos insectos
acorazados no liban néctar, y no podrían hacerlo porque carecen de trompa
chupadora y en su lugar poseen unas mandíbulas poderosas. Los escarabajos son
palinófagos, es decir, comen polen, y para ellos una flor de magnolia es un
verdadero festín.
Las magnolias, como el resto de los representantes
de la familia magnoliáceas, son uno de los linajes más antiguos de las plantas
con flores, esto es, de las angiospermas. Dado su tamaño y el hecho de que
todas las especies son leñosas, las magnolias fosilizan bien, así que tenemos
evidencias más que suficientes de su existencia hace 95 millones de años. Aunque
no sepamos con absoluta certeza si se parecían mucho a las primeras plantas con
flores (nadie sabe cómo eran realmente), las magnolias ofrecen algunas ideas
interesantes sobre la evolución de las angiospermas.
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Observe la imagen adjunta. Es el árbol genealógico
del linaje (clado) Anthophila, el grupo de himenópteros al que pertenecen las
abejas melíferas. Observe que las dos principales familias de abejas libadoras,
Melittidae y Apidae, aparecieron sobre la faz de la Tierra hace 50 y 87
millones de años respectivamente, es decir millones de años después de que lo
hicieran las magnolias y los escarabajos.
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Los coleópteros tienen una larga historia como
polinizadores palinófagos. En el esquema adjunto puede verse como coleópteros,
tisanópteros (tijeretas) y dípteros (moscas y mosquitos) polinizaban gimnospermas
desde muy antiguo; aunque los vínculos entre dípteros y gimnospermas
desaparecieron durante el Cretácico con la radiación de las angiospermas, tanto
los coleópteros como los tisanópteros se adaptaron como palinófagos de las
plantas con flores que dominarían la vegetación de la Tierra a partir del
Cretácico.
Mire ahora los dos últimos esquemas que representan
la expansión de los principales grupos de insectos polinizadores de
angiospermas. La aparición de las angiospermas se establece durante el
Cretácico, en el Albiense (Albian en inglés), un período durante el cual los himenópteros
estaban poco expandidos y sus representantes eran los antecesores del linaje Anthophila,
de manera que las abejas melíferas no revoloteaban por allí. En cambio, observe
que los coleópteros, entre ellos los comedores de polen de gimnospermas, ya
estaban representados por un nutrido grupo de familias altamente especializadas
en el aprovechamiento de distintos biotopos.
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En conclusión, las magnolias evolucionaron antes de
que hubiera abejas. Por eso, su estructura floral tan característica obedece a
que estas plantas ancestrales no han coevolucionado con otros grupos de insectos
como lepidópteros o himenópteros. Las magnolias tenían ya quienes les
transportaran eficazmente el polen y no necesitaron a las abejas para reproducirse.
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Que los escarabajos palinófagos sean los carteros
de las magnolias explica algunas cosas más. En primer lugar, la abundancia de
estambres y la gran producción de polen es una estrategia cara (a las plantas
des cuesta mucho fabricar granos de polen base de proteínas y grasas) pero que
les compensa porque, por voraces que sean los escarabajos, siempre se llevarán
polen sobrante sobre sus armaduras. En segundo lugar, los carpelos están
endurecidos para evitar los daños provocados por las mandíbulas de los
coleópteros que, poco discriminatorios a la hora de zampar, no dudarían en
devorar los nutritivos óvulos.
Como los escarabajos se sienten atraídos por el
polen y solamente por el polen, las flores maduran de una manera que asegure la
polinización cruzada. Las magnolias son proterándricas, es decir, las partes
masculinas –los estambres- maduran primero y ofrecen generosamente el polen.
Las partes femeninas de la flor –los carpelos- maduran después. No producen
ninguna recompensa para los escarabajos, pero se aprovechan del insaciable
apetito de los insectos haciendo que sus carpelos imiten a las partes
masculinas, asegurándose de que los escarabajos se despisten algún tiempo explorando
las flores y dejando sobre los estigmas carpelares los granos adheridos en sus
exoesqueletos.
Ya saben, las magnolias son viejas, hermosas y
astutas, tan astutas como para haber sobrevivido a la extinción masiva del
Cretácico que acabó con el 95% de las estirpes vivientes. Con ellas lo hicieron
los coleópteros. La llegada de las abejas no cambió los hábitos de unas parejas
mutualistas a las que les había ido muy bien.
Si quiere aprender más sobre la biología floral de las
magnolias, lea este artículo. Sobre las relaciones con los escarabajos, este otro. Y si está interesado por la evolución y la paleobiogeografía de las magnolias, este es excelente.