Firmas contra el impuesto de sucesiones y donaciones recopiladas por el PP andaluz. Fuente. |
Empeñado en desgastar a Susana Díaz a cualquier precio, el Partido Popular de Andalucía está embarcado en una campaña demagógica que aboga por la supresión del Impuesto sobre Sucesiones y Donaciones (ISD) con el brillante argumento de que «Susana es una ladrona que se queda con el dinero de los andaluces». Resulta difícil pasear por Granada (y supongo que por otras ciudades andaluzas) sin que te asalte una señora o un joven con toda la pinta de haberse gastado la paga en un tubo de gomina solicitando que firmes contra la “ladrona”.
En las mesas de recogida de firmas lucen carteles entre los que puedo leer "abuelo, que no te quiten tu herencia" [el pronombre debería ser "me", dicho sea de paso] o que Andalucía es el único territorio en donde se utiliza "para robar" a la gente. Algo sorprendente si se tiene en cuenta que este impuesto es centenario, que existe desde hace muchos años en los países más avanzados del mundo y que siempre se ha considerado como uno de los instrumentos más efectivos de la historia para luchar contra los privilegios de cuna y para hacer que las sociedades sean más equitativas y las economías más eficientes. De hecho, el propio PP ha realizado varias reformas fiscales con mayoría absoluta y, a pesar de que podría haberlo eliminado o modificado, lo ha mantenido siempre.
Ante semejantes argumentos decidí que era mejor buscar una cuña de la misma madera (de la Agencia Tributaria, no del PP) y acudí a beber en la fuente que mana de los técnicos del Ministerio de Hacienda (Gestha), quienes han sacado una nota de prensa confirmando lo que cualquiera que no sea lelo intuye: que las gallinas que entran las compensan las que salen, que diría José Mota. O, lo que es lo mismo, que los principales beneficiarios de la supresión del ISD sería el 0,7% de los contribuyentes con mayor renta, y que los principales perjudicados seríamos usted y yo, esto es, el 72,4% de los contribuyentes que ingresamos entre 6.000 y 60.000 euros al año, que tendríamos que compensar la pérdida de recaudación.
Como el Estado recauda cada año 2.736 millones de euros con el ISD, lo que representa el 0,3% del PIB, su supresión implicaría un aumento de la escala autonómica del IRPF y del Impuesto sobre el Patrimonio para compensar a las comunidades autónomas.
¿Quiénes serán los grandes beneficiarios? Los futuros herederos de las 181.778 mayores fortunas del país, que recibirán una herencia de 559.788 millones de euros netos, sin deudas. Lo que representa un caudal hereditario medio de algo más de 3 millones. Estos herederos ingresan una media de 103.626 euros anuales y entre ellos destaca un exclusivo grupo de potentados formado por 5.394 personas que obtienen ingresos superiores a 600.000 euros.
Para Gestha, como para cualquiera que tenga dos dedos de frente, sustituir el iISD por el IRPF y el IBI «sería tanto como aceptar que buena parte de las ventajas fiscales de los herederos de las grandes fortunas las paguen las personas de clase media que sean propietarias de uno o dos inmuebles, como el 77,7% de los españoles que poseen una vivienda o una vivienda y un garaje».
Quienes tengan alguna duda, que lean este excelente artículo del catedrático de Economía de la Universidad de Sevilla, Juan Torres. A buen entendedor, pocas palabras bastan.