Los agaricomicetos, las
familiares setas, son, el grupo más diversificado de hongos. Según el Sistema
Integrado de Información Taxonómica, la clase Agaricomycetes incluye 17
órdenes, 100 familias, 1.147 géneros y 20.951 especies. Aunque algunos grupos,
como los hongos yesqueros del orden Polyporales, pueden formar
cuerpos fructíferos endurecidos como leños, en la mayoría de los agaricomicetos
son blandos y efímeros, por lo que apenas dejan huella en el registro fósil.
Sin embargo, en un artículo publicado el pasado 16 de marzo en Nature Communications, un grupo de investigación encabezado por Chenyang Cai, paleontólogo del Institute of Geology and Palaeontology de Nanjing, China, ha presentado un conjunto de organismos fosilizados en ámbar del Cretácico medio procedente de Birmania.
Sin embargo, en un artículo publicado el pasado 16 de marzo en Nature Communications, un grupo de investigación encabezado por Chenyang Cai, paleontólogo del Institute of Geology and Palaeontology de Nanjing, China, ha presentado un conjunto de organismos fosilizados en ámbar del Cretácico medio procedente de Birmania.
Figura 1. (A) Hábito general del taxón A, en vista ventral. (B) Ampliación de (A), mostrando los detalles de las láminas y la parte superior del pie. (C) Vista lateral de dos individuos del taxon B. (D) Vista ventral del taxón C, mostrando un pie insertado submarginalmente. (E) Vista lateral del taxón D. Abreviaturas: ca, píleo; St, pie. Escala de las barras: 1 mm (a, c, d); 500 µm (el resto). Fuente. |
El conjunto está formado por diversos
hongos Agaricales y por escarabajos micófagos pertenecientes a la subfamilia Oxyporinae (familia Staphylinidae), cuyos miembros modernos consumen hongos
de textura blanda. Los cuatro ejemplares de hongos encontrados (Figura 1) presentan un píleo
(sombrerillo) prácticamente intacto, que muestra las inconfundibles láminas y
está situado en el extremo de un pie. Esta morfología, indistinguible de la de un
agarical moderno, sugiere la estabilidad evolutiva del grupo desde hace al
menos 99 millones de años.
Figura 2. (a-c) Escarabajos del Cretácico medio preservados en ámbar birmano; (d-f) bajo fluorescencia, (g-i) de la formación Yixian del Cretácico inferior del noreste de China. (a) Vista dorsal del taxón 1. (b) Vista lateral del taxón 2. (c) Vista dorsal del taxón 3. (d) Ampliación del élitro de a. (e) Ampliación del élitro de b. (f) Ampliación de élitro de c. (g) Oxyporus yixianus, (h) Protoxyporus grandis, (i) Cretoxyporus extraneus (j) O. maxillosus. Escala de barras: 2 mm (a, c y g-j) 1 mm (b), 500 μm (d–f). Fuente. |
Por su parte, las piezas bucales de los oxyporinos,
incluidas las grandes mandíbulas y los palpómeros labiales en cuyos ápices
ensanchados hay órganos sensitivos especializados, son prácticamente iguales a las
de los taxones modernos que se alimentan de hongos (Figura 2). En definitiva, el conjunto
entomo-fúngico preservado en ámbar sugiere la existencia de una interacción
trófica especializada y de una comunidad ecológica que ya existía en el
Cretácico y que continúa hoy día.
Figura 3. Micoparasitismo en ámbar birmano. (A) Sombrerillo de Palaeoagaracites antiquus cubierto con micelio de Mycetophagites atrebora. (B) Segmentos laminares de P. antiquus mostrando esporas oscuras (primer plano) y esporas claras (fondo). (C) Crecimiento miceliar de M. atrebora sobre el píleo de P. antiqua. (D) Hifas (pequeñas flechas) de M. atrebora dentro del tejido laminar de P. antiquus. Grandes flechas delinean el área globular del tejido laminar (con esporas) que parece estar licuando. Escala de barras: (A) 0,5 mm, (B) 20 mm, (C) 100 mm, y (D) 20 mm. Más fotografías en este enlace. |
El hallazgo de estos hongos
fosilizados se suma al de otro hongo, encontrado también en ámbar birmano, que
es un millón de años más antiguo y que fue publicado en la revista Mycological
Research en mayo de 2007. En ese artículo se puso en evidencia otra
interesantísima relación de micoparasitismo e hiperparasitismo entre tres
hongos descritos por primera vez en ese artículo. Uno de ellos, Palaeoagaracites antiquus, era
parasitado por el micoparásito Mycetophagites
atrebora, que a su vez era víctima del hiperparásito Entropezites patricii (Figura 3).
Ambos descubrimientos demuestran
que algunos modelos de predación micofágica y ciertos patrones sofisticados de
parasitismo fúngico ya estaban bien desarrollados hace cien millones de años.