Lámina con varias hepáticas tomada del clásico de Ernst Haeckel Kunstformen der Natur (1904). |
Si uno menciona la palabra “hepática” la mayoría de la gente se
imaginará que les va a hablar del hígado. Sin embargo, si se trata de un
naturalista, inmediatamente se sentirá transportado a una pequeña parte del reino
vegetal que lleva sobre la faz de la Tierra unos 250 millones de años y ha
vivido todos esos años sin evolucionar.
No es mi propósito extenderme ahora en la descripción de una división
de plantas terrestres (Marchantiophyta)
que alberga alrededor de 9.000 especies que carecen de tejidos vasculares, lo
que quiere decir que, como no pueden tomar agua del suelo porque no tienen
raíces, están obligadas a vivir en lugares muy húmedos y sombríos como el
interior de los bosques o las rocas y balantes rezumantes. Para los amantes de
las curiosidades, el nombre de hepáticas alude a que algunas especies, como esa
Marchantia que les dejo en la
fotografía, tienen forma de hígado, lo que llevó a que en medicina popular se
le considerase como un buen remedio para curar enfermedades hepáticas. No las
use: vaya al médico. Para los más interesados, en este
enlace encontrarán una excelente descripción.
Talo de una Marchantia. |
Mi intención es contarles algo que me fascina desde que leí hace años
un artículo que guardé para cuando tuviera tiempo de profundizar en el
tema. La casualidad me ha llevado a toparme con él una tarde de ocio. Lo que
llamó mi intención es que, entre esas plantas delicadas, las mayores de la
cuales apenas alcanzan los dos centímetros, hay algunas que son capaces de
cazar animales. He buscado en todos los libros de texto a mi alcance y no he
encontrado dato alguno, así que mi breve narración me parece interesante.
Pleurozia purpurea. Foto. |
Hasta el momento se han descrito dos especies de hepáticas cazadoras: Colura zoophaga, que es nativa de las
tierras altas de África, y Pleurozia
purpurea, que tiene una distribución mucho más amplia en todas las turberas
del mundo, incluida España. Pleurozia
es el único género de hepáticas perteneciente a la familia Pleuroziaceae, del
orden Jungermanniales. En la hoja inferior de las once especies conocidas de
Pleurozia los lóbulos se fusionan,
formando un saco cerrado cubierto por una tapa móvil similar en estructura a
los de las angiospermas del género Utricularia. Siempre
se ha supuesto que estos sacos jugaban un papel en el almacenamiento de agua,
pero en este estudio sobre
Pleurozia purpurea se demostró que los
sacos atraen y atrapan protozoos de la especie Blepharisma americana (Ciliata), de la misma manera que hace Utricularia. Las observaciones de las
plantas in situ también revelaron un
gran número de presas atrapado dentro de los sacos, lo que sugiere que las
especies de este género obtienen algún beneficio de su hábito carnívoro.
Después del descubrimiento
realizado en Colura, este es el
segundo informe de zoofagia entre las hepáticas.
Foto |
Las trampas son increíblemente pequeñas y probablemente derivadas de
los órganos de almacenamiento de agua. Lo que es diferente en estas trampas es
que, a diferencia de los sacos normales, que se abren hacia afuera, los
sacos-trampa tienen una tapa móvil que sólo se abre hacia adentro. Los
investigadores que trabajaron en ambos casos demostraron que los protozoos se
sentían atraídos hacia el interior de los sacos mediante algún mecanismo
desconocido. A pesar de encontrar protozoos muertos, hasta el momento no se han
encontrado enzimas digestivos en el interior de los sacos. Los investigadores
piensan que esta forma de zoofagia consiste en una simbiosis con bacterias. Los
animalitos capturados serían degradados por comunidades bacterianas, cuyos
productos digeridos servirían de alimento a las hepáticas. ©Manuel Peinado Lorca