jueves, 23 de marzo de 2017

Comienza la guerra contra los plásticos en los mares


En tres entradas anteriores [1, 2, 3, 4], me he ocupado del deterioro de la calidad de las aguas de océanos y mares, convertidos en inmundas cloacas a las que arrojamos todos nuestros desperdicios. Algo parece estar mejorando, al menos en nuestras costas. Un informe de la Universidad de Deusto revela que el menor consumo de bolsas de plástico ha tenido un impacto directo en la reducción de bolsas desechadas en playas y riberas.
Cerca del 90 por ciento de toda la basura que flota en los océanos es plástico. El Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) calcula que más de 8 millones de toneladas de plásticos terminan en el mar cada año, esto es, el equivalente a tirar un camión entero de plásticos cada minuto. En la próxima década nuestros océanos tendrán alrededor de 1 kilo de plástico por cada 3 kilogramos de pescado. A ese ritmo, en 2050 los océanos contendrán más plásticos que peces, y aproximadamente el 99 % de las aves marinas habrá ingerido plástico, según algunas estimaciones. Una realidad que supone una gran crisis silenciosa, aún desconocida, que amenaza gravemente las costas, la fauna y flora, y nuestra salud, porque está fuera de toda duda que parte de ese plástico termina en nuestra cadena alimenticia.
El PNUMA acaba de lanzar una campaña mundial para eliminar en 2022 las principales fuentes de basura en los océanos, entre las que predomina el plástico. La campaña #MaresLimpios (#CleanSeas), presentada en Bali el 23 de febrero durante la Cumbre Mundial del Océano, que usa el lema «¡Cambia la marea del plástico!», exhorta a los gobiernos a comprometerse con políticas para la reducción del plástico, pide a la industria minimizar los envases elaborados con este material y rediseñar sus productos y apela a los consumidores a que abandonen el hábito de usar y tirar productos plásticos «antes de que perjudique irreversiblemente a nuestros océanos».
Para poder alcanzar la meta marcada por el PNUMA, es vital conocer qué tipo de residuos y en qué cantidades se encuentran en nuestras playas y ríos, desde donde pasan al mar, y qué factores influyen su disminución o aumento. Por eso resulta muy interesante un informe de la Universidad de Deusto que revela que el menor consumo de bolsas de plástico ha tenido un impacto directo en la reducción de bolsas desechadas en playas y riberas. El informe contribuye a responder a algunas preguntas sobre cómo ha evolucionado la presencia de basuras en las playas y riberas españolas, y por qué.

El informe está basado en los datos sobre cerca de 50.000 kilogramos de basuras recogidas entre 2010 y 2015 por miles de voluntarios/as de la Asociación Ambiente Europeo (AAE) en cerca de 250 limpiezas, como parte del proyecto International Coastal Cleanup de Ocean Conservancy.
El estudio demuestra que existe una relación entre la caída del consumo de bolsas de plástico y la reducción de este residuo en las playas. «Estamos hablando de una reducción superior al 80% en el número de bolsas de plástico encontradas entre el año 2010 y el 2015 por metro lineal» dice Ricardo León, uno de los autores del estudio. Entre las conclusiones más relevantes cabe destacar que el cobro de las bolsas de plástico en muchos supermercados ha tenido un impacto directo positivo en la reducción de un 80% de este tipo de bolsas en las zonas playeras y ribereñas en las que hubo limpiezas. En cambio, el número de residuos relacionados con la agricultura intensiva y tuberías PVC está en aumento.
El informe da una de cal, para el País Vasco, y otra de arena, para la Región de Murcia. Teniendo en cuenta todas las basuras encontradas por cada metro lineal limpiado en cada lugar durante los cinco años, el Parque Regional Puntas de Calnegre-Cabo Cope, en Murcia, resulta el área de España con más basuras marinas encontradas: 22 residuos de todo tipo por metro lineal. En comparación, en las playas vascas se recogieron 0,53 residuos por metro lineal. ©Manuel Peinado Lorca