En tres entradas anteriores [1,
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me he ocupado del deterioro de la calidad de las aguas de océanos y mares, convertidos
en inmundas cloacas a las que arrojamos todos nuestros desperdicios. Algo
parece estar mejorando, al menos en nuestras costas. Un
informe de la Universidad de Deusto revela que el menor consumo de bolsas
de plástico ha tenido un impacto directo en la reducción de bolsas desechadas
en playas y riberas.
Cerca del 90 por ciento de toda la basura que flota en los océanos es
plástico. El Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) calcula
que más de 8 millones de toneladas de plásticos terminan en el mar cada año, esto
es, el equivalente a tirar un camión entero de plásticos cada minuto. En la
próxima década nuestros océanos tendrán alrededor de 1 kilo de plástico por
cada 3 kilogramos de pescado. A ese ritmo, en 2050 los océanos contendrán más
plásticos que peces, y aproximadamente el 99 % de las aves marinas habrá
ingerido plástico, según algunas estimaciones. Una realidad que supone una gran
crisis silenciosa, aún desconocida, que amenaza gravemente las costas, la fauna
y flora, y nuestra salud, porque está fuera de toda duda que parte de ese
plástico termina en nuestra cadena alimenticia.
El PNUMA acaba de lanzar una campaña mundial para eliminar en 2022 las
principales fuentes de basura en los océanos, entre las que predomina el
plástico. La campaña #MaresLimpios
(#CleanSeas), presentada en Bali el 23 de febrero durante la Cumbre Mundial del
Océano, que usa el lema «¡Cambia la marea del plástico!», exhorta a los gobiernos a
comprometerse con políticas para la reducción del plástico, pide a la industria
minimizar los envases elaborados con este material y rediseñar sus productos y
apela a los consumidores a que abandonen el hábito de usar y tirar productos
plásticos «antes
de que perjudique irreversiblemente a nuestros océanos».
Para poder alcanzar la meta marcada por el PNUMA, es vital conocer qué
tipo de residuos y en qué cantidades se encuentran en nuestras playas y ríos,
desde donde pasan al mar, y qué factores influyen su disminución o aumento. Por
eso resulta muy interesante un informe de la Universidad de Deusto que revela
que el menor consumo de bolsas de plástico ha tenido un impacto directo en la
reducción de bolsas desechadas en playas y riberas. El informe contribuye a
responder a algunas preguntas sobre cómo ha evolucionado la presencia de
basuras en las playas y riberas españolas, y por qué.
El informe está basado en los datos sobre cerca de 50.000 kilogramos de
basuras recogidas entre 2010 y 2015 por miles de voluntarios/as de la
Asociación Ambiente Europeo (AAE) en cerca de 250 limpiezas, como parte del
proyecto International Coastal
Cleanup de Ocean Conservancy.
El estudio demuestra que existe una relación entre la caída del consumo
de bolsas de plástico y la reducción de este residuo en las playas. «Estamos
hablando de una reducción superior al 80% en el número de bolsas de plástico
encontradas entre el año 2010 y el 2015 por metro lineal» dice Ricardo León, uno de los
autores del estudio. Entre las conclusiones más relevantes cabe destacar que el
cobro de las bolsas de plástico en muchos supermercados ha tenido un impacto
directo positivo en la reducción de un 80% de este tipo de bolsas en las zonas
playeras y ribereñas en las que hubo limpiezas. En cambio, el número de
residuos relacionados con la agricultura intensiva y tuberías PVC está en
aumento.
El informe da una de cal, para el País Vasco, y otra
de arena, para la Región de Murcia. Teniendo en cuenta todas las basuras
encontradas por cada metro lineal limpiado en cada lugar durante los cinco
años, el Parque Regional Puntas de Calnegre-Cabo Cope, en Murcia, resulta el
área de España con más basuras marinas encontradas: 22 residuos de todo tipo
por metro lineal. En comparación, en las playas vascas se recogieron 0,53
residuos por metro lineal. ©Manuel Peinado Lorca