Autorretrato de E. S. Curtis hacia 1910. Foto |
Nacido en una granja de Wisconsin en 1868, Edward Sheriff Curtis trabajó
como fotógrafo comercial en Seattle. En 1895 fotografió a princesa Angeline,
hija del jefe Seattle, a quien se debe el nombre de la ciudad. Ese encuentro
provocó la fascinación de Curtis por con las culturas y vidas de las tribus
nativas americanas. Cambió su vida. Pronto se unió a varias expediciones con
objeto de visitar tribus en Alaska y Montana.
En 1906, Curtis fue contratado por el banquero J.P. Morgan, que estaba
interesado en financiar un proyecto documental sobre los pueblos indígenas del
continente. Planearon una serie de veinte volúmenes, llamada The North American Indian.
Con el respaldo de Morgan, Curtis pasó más de veinte años viajando por Norteamérica mientras tomaba más de 40.000 imágenes de más de 80 tribus diferentes. Hizo
miles de grabaciones en cilindros de cera de canciones y lenguas nativas, y
escribió historias orales, leyendas y biografías.
En sus esfuerzos por capturar y registrar lo que él veía como un modo
de vida que se desvanecía, Curtis a veces rompió la autenticidad documental de
sus imágenes. Colocó a sus modelos en lugares románticos despojados de signos
de civilización occidental, más representativos de una imaginaria existencia
precolombina que de las vidas reales de los sujetos.
Dejando los estereotipos manipulados al margen, Noble salvaje, la colección que reunió el espléndido trabajo de
Curtis es uno de los registros históricos más impresionantes de la vida de los
nativos americanos a principios del siglo XX.
Pueden acceder a la colección en este enlace. Disfrútenla.