El Pioneer Cabin Tree en la primavera de 2011 |
La Cabaña del Pionero el 9 de enero de 2017 tras ser derribado por las fuertes tormentas en California. Fuente |
Estos son los diez ejemplares vivos más grandes de S. giganteum. Fuente: United States National Park Service |
Aunque es superado en talla por su pariente, el sequoya costero (Sequoia sempervirens) o por algunos eucaliptos australianos, el secuoya gigante es el organismo vegetal más voluminoso del mundo. Crecen a una altura media de entre 50 a 85 m y de 5 a 7 m de diámetro. Se tienen referencias de árboles que han existido de 94 m de altura y más de 11 m de diámetro. En la tabla adjunta les he resumido los datos biométricos de los ejemplares vivos de mayor tamaño. Como se preguntarán por su edad, el ejemplar más viejo conocido llegó a la venerable edad de 3.200 años, según demostró el recuento de sus anillos de crecimiento.
Base del tronco del General Sherman en 2006. © LuisMonje.com |
Como muestra, tomemos el botón del considerado como el árbol más grande del mundo. Se encuentra en Giant Forest, en el Parque Nacional de las Secuoyas (pulse aquí para visualizarlo en 3D y ver más fotos y localizar su ubicación). El General Sherman es el ser vivo con más biomasa de todo el planeta. Además de los datos biométricos que les he puesto en la tabla, el tronco es tan robusto que solo su corteza, que defiende al árbol de los fuegos forestales que aniquilan a sus competidores, tiene más de un metro de grosor. Su peso total se calcula en alrededor de 2.000 toneladas, lo que equivaldría al peso de unos 400 elefantes africanos adultos. Durante un tiempo se creyó que el General Sherman podría llegar a tener una edad de más de 3.000 años, sin embargo, recientes estudios han confirmado que ronda los 2.000 años de antigüedad. Téngase en cuenta que la ballena azul, el animal más grande que jamás haya poblado la Tierra, mide unos 30 metros y puede pesar “tan solo” 180 toneladas. Y de longevidad ni hablemos; recientemente hemos sabido que el vertebrado más longevo sobre la faz de la Tierra, el tiburón de Groenlandia, ronda los 300 años.
La primera referencia a lo
sequoias gigantes hecha por los europeos es de 1833, en el diario del
explorador J. K. Leonard; a
pesar de que Leonard no menciona ninguna localidad, se sabe que Leonard cruzó
Sierra Nevada por el condado de Calaveras. Este descubrimiento no trascendió.
El siguiente europeo en ver la especie fue John M. Wooster, que en 1850 talló sus iniciales en la corteza
del árbol "Hércules", también en Calaveras; tampoco este hallazgo se
publicó.
En la primavera de 1852 tuvo
lugar la primera observación ampliamente documentada de los gigantes. Un
cazador que perseguía a un oso entró en el bosque ahora conocido como “North
Grove” en el Calaveras Big Trees State Park. Como me ocurre a mí cada vez que
visito esos bosques, el cazador, Augustus T. Dowd [1],
no podía creer lo que veía. Altos, rectos y solemnes, aquellos gigantes parecen
pertenecer a otro mundo. Son unas columnas majestuosas de corteza rojiza con
estrías verticales y sin ramas bajas; los árboles de más edad se extienden
hacia el cielo y parecen aún más viejos de lo que son. Cuando uno levanta la
mirada hacia las copas, siente que los esfuerzos inútiles conducen a la
melancolía. Dowd no había visto nunca ningún árbol similar. Gritó ante lo que
veía y corrió entusiasmado de una sequoya a otra.
Una vez que llegó al campo minero
cercano, creyeron que se había pasado con el bourbon. Comprobada su existencia,
los árboles ganaron popularidad instantánea y se hicieron bien conocidos por el
público en general. Se construyeron caminos y muchos de los madereros se
pusieron manos a una obra que casi acaba con los gigantes.
Dibujos de la época que muestran el apeo del Discovery tree. Fuente. |
En los años siguientes, se
descubrieron bosques cada más grandes , aunque hay que decir que estos
bosques eran viejos conocidos de las tribus indias locales. Llamaban al árbol
Wawona, una onomatopeya que imita el sonido del búho moteado del norte, que los
indios de Yosemite creían que era el guardián del bosque. La vieja sequoya que
fue vista por Augustus T. Dowd, fue nombrada «The Discovery Tree».
Después de soportar tormentas e incendios forestales durante trece siglos, un
año después de ser “descubierto”, los leñadores lo derribaron. Se necesitaron
cinco hombres y 22 días (dibujo a la izquierda) para apearlo. Después de contar
los anillos el viejo gigante confesó su edad: 1.300 años. El resto del muñón se
utilizó como pista de baile (dibujo a la derecha). En este enlace pueden ver una fotografía del estado actual del tocón.
Theodore Roosevelt y John Muir (d) en Glacier View, Yosemite (1906). Fuente. |
Con la
conquista del Oeste, comenzó el declive de los sequoyas, que comenzaron a caer
a centenares para aprovechar la madera. Años después de que el Gobierno Federal
comenzara a vender las tierras a los colonos a precio de saldo [2],
John Muir se lamentó de la estupidez gubernamental. En American Forests (1897) escribió:
No puede decirse que el Tío Sam sea tonto en asuntos comerciales, pero ha vendido millones de acres de tierra de madera a dos dólares y medio el acre cuando un solo árbol de los que crecían en él vale más de cien. Pero esta tierra única ha sido legalizada, y ahora no se puede hacer nada sobre esa estúpida negociación ... un negocio malo y sucio desde el principio hasta el final.
No puede decirse que el Tío Sam sea tonto en asuntos comerciales, pero ha vendido millones de acres de tierra de madera a dos dólares y medio el acre cuando un solo árbol de los que crecían en él vale más de cien. Pero esta tierra única ha sido legalizada, y ahora no se puede hacer nada sobre esa estúpida negociación ... un negocio malo y sucio desde el principio hasta el final.
Muir dedicaría una enorme campaña para salvar los bosques de California de la destrucción. Logró convencer al presidente Theodore Roosevelt para que en se creara Yosemite National Park y con ello la salvación de los árboles gigantes. Pero esa es otra historia.
[1] Los
amigos de visitar cementerios, entre los que me cuento, pueden encontrar la
tumba de Dowd, en el Madronia Cemetery, en Saratoga, condado de Santa Clara,
California. En la parcela 28-11 del patio sureste del camposanto, una lápida
cubierta de musgo lleva una inscripción que recuerda al considerado (sin
permiso de los nativos) primer descubridor de los árboles gigantes: «Effective
Discoverer of the Calaveras Big Trees».
[2] Con la Ley de Propiedad de Tierra de 1862 que otorgaba a quienes se dirigían
hacia el oeste 65 hectáreas por un precio irrisorio, se pusieron millones de
kilómetros cuadrados de tierra en manos privadas, para que las “mejoraran” con
el hacha y el arado. En el momento en que el Homo sapiens europea llegó a América, la destrucción emigró del
este al oeste.