En la mitología griega, Príapo,
cuyo nombre está en la raíz del priapismo, una enfermedad
que provoca la erección permanente y dolorosa del pene, es un dios de la
fertilidad y un personaje puramente fálico. Príapo se solía representar con un
enorme falo en perpetua erección o en posición fálica, símbolo de la fuerza
fecundadora de la naturaleza.
Acabamos de saber que las arañas
tienen su propio Príapo. Un desafortunado arácnido de la familia de los opiliónidos,
lleva casi cien millones de años con el pene erecto. Los opiliones son un nutrido
grupo de arácnidos de los que se han descrito unas 6.500 especies[i],
conocidos vulgarmente como murgaños o segadores. Superficialmente son parecidos
a las arañas de las que se diferencian porque su cuerpo no aparece claramente segmentado
como en la mayoría de los arácnidos, sino que cefalotórax y abdomen forman una
unidad globosa en la que apenas se distinguen. El tronco globoso mide
típicamente entre cinco y diez milímetros, pero puede llegar a veinte en especies tropicales aunque también hay formas diminutas.
Del cuerpo salen los mismos
apéndices que en todos los arácnidos: un par de quelíceros, un par de
pedipalpos y cuatro pares de patas locomotoras. Los opiliones pertenecen a una
de las familias de arácnidos que cuentan con un pene. Otras especies de araña
cuentan con unos bulbos para reproducirse. Los opiliónidos son muy comunes en las
viviendas, pero no se asusten: sus quelíceros, los órganos con lo que muerden
las arañas, acaban en pinza en vez de en una uña, y carecen de glándula
venenosa.
Vista frontal de un ejemplar de un opiliónido del género Leiobunum. |
En un reciente
artículo publicado en la revista científica The Science of Nature, los investigadores Jason A. Dunlop (curador
de la colección de arácnidos del Museo de Historia Natural de Berlín), Paul A.
Selden (geólogo de la Universidad de Kansas) y Gonzalo Giribet (Departamento de
Biología Evolutiva de Harvard) han encontrado un ejemplar del segador fósil Halitherses grimaldii del Cretácico (hace
unos 99 millones de años) preservado en un trozo de ámbar birmano. La novedad
no está en que se trate de una nueva especie, puesto que H. grimaldii ya había sido
descrito en 2005, sino que el
espécimen muestra un pene completamente extendido.
Este es el primer registro de un
órgano copulador masculino de esta naturaleza preservado en ámbar y es de
especial importancia debido a la antigüedad del depósito. El pene presenta un delgado
tronco con el extremo distal aplanado, un glande espatular en forma de corazón
y un estilo distal corto, torcido en la punta. En los opiliones actuales, el
pene es uno de los caracteres más importantes para clasificarlos. La morfología
genital masculina en H. grimaldii
parece ser excepcional dentro del grupo (clado) Dyspnoi
al que pertenece este fósil. Los grandes ojos difieren también notablemente de
otros miembros de la subfamilia Ortholasmatinae
en la que se incluyó en principio a H.
grimaldii. Por tanto, la estructura única del pene, la originalidad de los
ojos y la probable ausencia de dientes diáfanos, presentes en todos los demás Dyspnoi existentes, sugieren que H. grimaldii representa una nueva
familia ya extinta de opiliones.
La flecha señala el pene erecto de esta araña que mide un cuarto de su cuerpo. © J. Dunlop et al. y The science of Nature. |
Y ahora vamos a lo que vamos. Encontrar
tamaño órgano copulador fue toda una sorpresa, porque por lo general están
escondidos dentro del cuerpo de los opiliones. De hecho, este es el primer
registro que se tiene de un órgano copulador masculino de esta naturaleza
preservado en ámbar. Y el animalito no estaba precisamente mal dotado. El pene
de H. grimaldii, se extiende casi
medio milímetro desde la parte baja del abdomen, una longitud nada desdeñable
si se tiene en cuenta que el cuerpo, sin contar las patas, mide dos milímetros
de largo. Si el mismísimo Príapo hubiese medido, pongamos, un metro ochenta, su
pene, de querer equipararse al de H.
grimaldii, debería haber medido 45 centímetros más o menos.
Detalle aumentado de la foto anterior. © J. Dunlop et al. y The science of Nature. |
[i] Pinto-da-Rocha,
R., Machado, G. & Giribet, G. (eds.) (2007): Harvestmen-The Biology of Opiliones. Harvard University Press.