Hoy, 16 de septiembre, el número 353 (6305) de la revista Science publica un artículo en el que un equipo de investigadores universitarios estadounidenses presenta los resultados de un trabajo de investigación realizado para predecir mejor los efectos ecológicos y evolutivos de la creciente crisis de biodiversidad en los océanos modernos. Las conclusiones son claras: «La eliminación selectiva de los animales más grandes en los océanos modernos, sin precedentes en la historia de la vida animal, puede alterar los ecosistemas durante millones de años».
Para llevar a cabo su investigación, los científicos han utilizado una base de datos de 2.497 géneros de vertebrados y moluscos marinos que les permitió comparar los conjuntos de animales marinos modernos en peligro de extinción con los observados durante los períodos de extinción del pasado. Los resultados más relevantes demuestran que la extinción a la que asistimos actualmente se caracteriza por la extinción de grandes vertebrados como peces, cetáceos y otros mamíferos marinos, lo que contrasta con los eventos del pasado caracterizados por la extinción de grupos de tamaño corporal más pequeño. Dicho de otra forma: hoy por hoy, cuanto más grande sea el animal marino, más probable es que se extinga.
Durante las extinciones masivas del pasado los animales pelágicos resultaron más afectados que los bentónicos, lo que no sucede en los océanos modernos. Dada la mayor importancia de los animales de tamaño corporal grande para el funcionamiento de los ecosistemas debido a que los animales grandes tienden a desempeñar un papel importante en el ciclo de nutrientes y en las interacciones de la red alimentaria, la amenaza de extinción que pesa sobre ellos augura un mayor impacto ecológico futuro que la causada durante las extinciones masivas del pasado.
«Ahora mismo estamos decidiendo, casi sin querer, qué caminos evolutivos permanecerán abiertos y cuáles quedarán cerrados para siempre. Ninguna otra criatura había hecho esto jamás, y será, por desgracia, nuestro legado más perdurable». Así definía Elizabeth Kolbert en La sexta extinción, el libro que le valió el premio Pulitzer el año pasado, el papel que los humanos estamos desempeñando en la pérdida de biodiversidad que actualmente devasta nuestro planeta: en los casi 4.000 millones de años de historia de la vida sobre la Tierra, se han dado cinco grandes extinciones, períodos en los que buena parte de los seres vivos eran arrastrados de golpe a la desaparición por diversos cataclismos. Y ahora, según todos los datos recopilados por la Ciencia, el autoproclamado Homo sapiens está provocando una nueva extinción masiva. El hombre está actuando como el meteorito que borró de la faz de la Tierra a los dinosaurios.
El artículo de Science muestra cómo la sexta extinción se está cebando con los seres acuáticos de mayor tamaño. Un patrón "sin precedentes" en el registro de las grandes extinciones y que con mucha seguridad se debe a la pesca, repitiendo lo que ya sucedió con la extinción de los mamuts por el exceso de caza: cada vez que entramos en un ecosistema primero acabamos con las piezas mayores y a medida que escasean vamos agotando el resto de recursos de menor entidad. Los escenarios pesimistas previstos en el estudio (ver la figura de abajo) predicen la extinción del 24% al 40% de los géneros de vertebrados y moluscos marinos; la previsión más trágica es comparable a la extinción masiva del final del Cretácico, cuando desaparecieron los dinosaurios.
Los investigadores advierten de que la eliminación de estos animales en la parte superior de la cadena alimenticia podría potencialmente perturbar el resto de la ecología de los océanos de manera significativa durante los próximos millones de años. Sin un cambio radical en el rumbo actual de la gestión de los mares, el análisis sugiere que los océanos sufrirán una extinción masiva de suficiente intensidad y selectividad ecológica como para incluirse entre las grandes extinciones, un paso más en el camino de la sexta extinción descrita por Elizabeth Kolbert.