Los
elefantes marinos del sur llevan pequeños instrumentos con
satélites integrados
para recopilar datos sobre la salinidad y la
temperatura del agua. Foto: Clive R.
McMahon
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Las
aguas del océano Antártico transportan calor, oxígeno y dióxido de
carbono desde la superficie hasta las profundidades del océano. De esa forma se
elimina de la atmósfera parte del dióxido de carbono. Este proceso natural está
siendo alterado debido al cambio climático, porque el deshielo estacional de las plataformas
flotantes de hielo y el consiguiente aporte de agua dulce diluye la salinidad
en las corrientes marinas y eso está alterando la densidad de las aguas
profundas, que son de vital importancia para el sistema climático de la Tierra.
Esta
semana la revista Nature Communications
ha publicado un artículo
en el que aparecen los resultados de una investigación desarrollada en la bahía
de Prydz, al este de la Antártida, por un equipo científico internacional que
encabeza Guy Williams de la Universidad de Tasmania. Pero aunque no figuren
como coautores del artículo, el equipo ha contado con la imprescindible y
excepcional colaboración de elefantes marinos del sur (Mirounga
leonina) para recopilar datos inaccesibles por otros medios.
Los
elefantes marinos del sur proporcionaron los datos de las propiedades del mar
en la bahía de Prydz, que son imposibles de obtener por los buques. Los
animales pueden alcanzar lugares donde los barcos de investigación no pueden
llegar porque se lo impide la enorme capa de hielo marino que se forma en
invierno. Gracias a la colocación de instrumentos de muestreo en estos animales
antárticos, Williams y sus colegas pudieron recopilar por primera vez los datos
de temperatura y salinidad generados a lo largo del año en toda esa bahía entre
2011 y 2013.
Los
resultados demuestran que el flujo de agua dulce procedente del deshielo
estacional de las plataformas flotantes de hielo de la bahía disminuye la concentración
del agua densa de las profundidades. Como los procesos son similares en toda la
Antártida, aunque en Prydz no se está experimentando un aumento de deshielo
estacional comparable con el de otras zonas de la Antártida occidental donde es
más acusado, los resultados permiten especular sobre lo que está sucediendo en
otras regiones donde sí hay un aumento del deshielo.
Las
densas aguas de las profundidades se producen durante la congelación de los
mares que rodean la Antártida durante el invierno cuando el hielo rechaza la
sal dejando aguas superficiales extremadamente densas. Estas pesadas aguas terminan
por hundirse y contribuyen a impulsar la circulación de las corrientes
oceánicas profundas. El flujo de agua dulce procedente del deshielo de los
glaciares disminuye la producción del agua densa de las profundidades.
La
mayoría de las aguas densas se producen en los sistemas que los glaciólogos
denominan sistemas “polinia”, un término que deriva de la palabra rusa Полынья
(polynye: agujero en el hielo), con el que los exploradores polares del siglo
XIX describían las porciones de mar navegables libres de hielo. En la
actualidad se utiliza como término geográfico para describir las zonas de mar
localizadas en las regiones del Ártico o de la Antártida que permanecen sin
helar durante gran parte del año.
Formación de vientos catabáticos en la Antártida |
Las
polinias costeras en la Antártida se producen por la acción de inmensos vientos
catabáticos fríos que se forman sobre todo en otoño. Un viento catabático
(término derivado de dos palabras griegas que significa ir hacia abajo) es un
viento que cae en el seno de una atmósfera estable desde una capa atmosférica más
alta. El viento catabático frío de la Antártida se origina por movimientos
verticales en el punto más alto de un glaciar. Como la densidad del aire se
incrementa con el descenso de la temperatura, el aire más frío de las alturas fluye
hacia abajo y, aunque se produzca un calentamiento por compresión en el
descenso, sigue permaneciendo relativamente frío.
La
bahía de Prydz e cuenta con tres sistemas polinia. Hasta ahora, los datos
disponibles sugerían que el área producía aguas menos densas de lo esperado y
cuestionaban su contribución a la formación de las aguas profundas. Gracias a
los sensores colocados en las testas de los elefantes marinos, los científicos
han podido demostrar que pese a que los sistemas polinia de la bahía producen
aguas superficiales densas, la densidad se reduce de manera significativa con
la entrada del agua dulce. Si la producción de estas densas aguas profundas se
debilita, se pueden producir cambios en la circulación oceánica global y en la
captura de dióxido de carbono atmosférico, y eso afectaría al clima de la
Tierra”, concluye el estudio.