Hasta
ahora, se asumía que el impacto de las
actividades industriales en el clima se manifestó claramente a principios del
siglo XX. En un artículo publicado ayer en Nature
(536: 411-458), un grupo de científicos encabezado por la investigadora Nerilie Abram de la Universidad Nacional de Australia (ANU) y suscrito por otros 24 climatólogos de Australia, Estados Unidos,
Europa y Asia, que forman parte del consorcio Past
Global Changes 2000 (PAGES 2K), se han presentado las reconstrucciones de
temperatura de la superficie terrestre y de los océanos desde el año 1500.
Los
datos aportados indican que el efecto del calentamiento provocado por la era
industrial en zonas terrestres y oceánicas tropicales del hemisferio norte
comenzó antes de lo que se pensaba, en torno a mediados del siglo XIX. Las pruebas
preliminares sugieren que, debido a la menor industrialización de los países
situados en el hemisferio sur, los efectos del calentamiento en dicho
hemisferio fueron más tardíos.
La
Revolución Industrial o Primera Revolución Industrial fue el proceso de
transformación económica, social y tecnológica que se inició en la segunda
mitad del siglo XVIII en el Reino Unido, que se extendió unas décadas después a
gran parte de Europa occidental y Norteamérica, y que concluyó entre 1820 y
1840. Durante este periodo, en el que pasó de una economía de carácter urbano,
industrializada y mecanizada se vivió el mayor conjunto de transformaciones
económicas, tecnológicas y sociales de la historia de la humanidad desde el
Neolítico.
Coalbrookdale de noche, óleo de P.J. de Loutherbourg. Coalbrookdale se considera una de las cunas de la Revolución Industrial |
A
partir de este momento se inició una transición que acabaría con siglos de una
mano de obra basada en el trabajo manual y el uso de la tracción animal, que
fueron sustituidos por maquinaria para la fabricación industrial y el
transporte de mercancías y pasajeros. La introducción de la máquina de vapor de
James Watt en las distintas industrias fue el paso definitivo en el éxito de
esta revolución, pues su uso significó un aumento espectacular de la capacidad
de producción. Más tarde el desarrollo de los barcos y ferrocarriles a vapor
así como el desarrollo en la segunda mitad del XIX del motor de combustión
interna y la energía eléctrica supusieron un progreso tecnológico sin
precedentes. Quemar carbón y madera era la forma más rápida de obtener energía.
Según
el estudio de Abram y colaboradores los efectos de la actividad humana sobre el
calentamiento global no se desencadenaron en el siglo XX, sino que se dejan
notar desde hace casi dos siglos, coincidiendo cronológicamente con lo que opinaba
el historiador Eric
Hobsbawm, considerado el pensador clave de la historia del siglo pasado, quien
sostenía que el comienzo de la revolución industrial debía situarse en la
década de 1780, pero que sus efectos no sintieron claramente hasta 1830 o 1840.
La
investigación publicada ayer a Nature aclara
que debido a que las mediciones climáticas eran poco frecuentes antes de la
década de 1900, el cambio climático de origen antropogénico era generalmente
visto como un fenómeno del siglo XX. Sin embargo, el equipo estudió
reconstrucciones detalladas del clima pasado que abarcan 500 años para
identificar cuando comenzó realmente la tendencia sostenida al calentamiento.
Los científicos examinaron los registros de las variaciones climáticas naturales
a través de océanos y continentes de todo el mundo. Estos registros climáticos
aparecen preservados en corales, cuevas, anillos de árboles y núcleos de hielo.
El equipo de investigación analizó miles de años de simulaciones de modelos
climáticos, incluidos los experimentos utilizados para el último informe del
Panel Intergubernamental de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (IPCC), para determinar las causas del
calentamiento temprano. Los datos y simulaciones identificaron la aparición inicial
del calentamiento alrededor de la década de 1830, y encontraron que dicho
calentamiento temprano se debe a los crecientes niveles de gases de efecto
invernadero. Los investigadores estudiaron la mayoría de las erupciones
volcánicas a principios del siglo XIX y se concluyen que sólo constituyeron un
factor poco importante en los albores del calentamiento climático.