Giulio Andreotti fue
un hombre decisivo en la estructura del poder italiano desde que en 1946 fue
nombrado subsecretario de la jefatura del Gobierno hasta que en 1992, cuando
aspiraba a ser elegido Presidente de la República, y después de haber sido
siete veces Presidente del Consejo de Ministros, fue apartado de los círculos
más altos del poder por aquella revolución que se conoció como Tangentópolis,
que acabó con la Democracia
Cristiana, el partido que él siempre manejó a su voluntad, apartando de su
camino a los muchos rivales que pretendieron hacerle sombra.
La trayectoria política de Andreotti giró alrededor de dos prioridades: los intereses del Vaticano y los de la OTAN.
Aliándose con la Iglesia católica por abajo –con los “Don
Camilo” que regentaban las parroquias del último pueblo de Italia- y por
arriba –se le conoció como el “cardenal externo” y también como el “Secretario
de Estado permanente del Vaticano- convirtió a la Democracia Cristiana en un
partido-Estado, concebido para ocupar siempre la estructura del poder real
hasta tal punto que la organización interna del partido se confundía con la
organización estatal.
Para mantener alejado al poderoso Partido Comunista de los años 60 y 70, Andreotti amparó que Italia fuera la pieza
fundamental de la estrategia militar norteamericana en el Mediterráneo durante
la larga guerra fría. Inspiró, protegió o alentó el intenso trabajo que los
servicios secretos, italianos y occidentales, llevaron a cabo durante décadas
en suelo italiano, empleando los métodos más brutales y protagonizando
episodios terroríficos (como el atentado de la estación de Bolonia,
similar al de Atocha -en los que no dudó en aliarse con las bandas de
ultraderecha- con el fin de evitar que un país fundamental en la geo-estrategia
atlantista cayera en manos de la izquierda.
El 24 de octubre
de 1990, mientras ejercía su último mandato como Presidente del consejo de
Ministros y la Presidencia de turno del Consejo Europeo, Andreotti reconoció
ante el Senado italiano la existencia de una red de ejércitos secretos a lo
largo de la Europa occidental. Aquella noticia era terrible y confusa en
términos iguales. Terrible debido a que habían existido tropas paramilitares no
controladas por el poder civil; confusa porque no se sabía ni cuáles eran los
objetivos de estas tropas stay
behind, ni quiénes la formaban, ni qué acciones habían llevado a cabo.
La declaración de Andreotti ante el Senado adelantaba acontecimientos. Como Presidente de turno del
Consejo Europeo, era consciente de los debates que se habían llevado a cabo en
el Parlamento Europeo relativos a la actuación de bandas paramilitares
terroristas en varios países europeos. Antes
de que terminara el año, justo un mes después de la declaración de Andreotti, el
24 de noviembre, el Diario
Oficial de las Comunidades Europeas hacía pública la siguiente Resolución que transcribo literalmente
El Parlamento Europeo,
A. Considerando las revelaciones por parte de varios Gobiernos europeos acerca de la existencia desde hace cuarenta años de una estructura paralela de inteligencia y de acción militar clandestina en diversos Estados miembros de la Comunidad,
B. Considerando que esta estructura ha escapado durante más de cuarenta años a todo control democrático y que ha estado dirigida por los servicios secretos de los Estados afectados, en conexión con la OTAN,
C. Temiendo el peligro de que este tipo de redes clandestinas hayan podido, y puedan todavía hoy, intervenir ilegalmente en la vida política interna de los Estados miembros,
D. Considerando por otra parte que en determinados Estados miembros, algunos servicios secretos militares o ramas no controladas de los mismos se han visto envueltos en graves actos de terrorismo y de criminalidad, como ha sido probado en diversas investigaciones judiciales,
E. Considerando que dichas organizaciones han operado y operan al margen de toda legalidad, habida cuenta de que no puede ejercerse control parlamentario alguno sobre las mismas y de que, además, los más altos cargos gubernamentales y constitucionales de los diferentes países han declarado en varias ocasiones desconocer estos temas,
F. Considerando que las diferentes redes «GLADIO» se valen de arsenales y estructuras militares autónomas que pueden determinar una capacidad ofensiva desconocida y peligrosa para las estructuras democráticas de los países en que operan o han operado,
G. Muy preocupado por el hecho de que, precisamente en un momento en que se debate con insistencia la intensificación de la cooperación comunitaria en materia de seguridad, aparezcan organizaciones de decisión y operativas que quedan fuera de cualquier control democrático y, por lo tanto, dentro de la clandestinidad:
1. Condena la organización de redes de influencia y de actuación clandestinas y pide que se esclarezcan las características, la estructura, los objetivos y demás aspectos de estas redes clandestinas, así como las posibles desviaciones y su utilización para intervenir ilegalmente en la vida política interna de los países afectados, y en el fenómeno terrorista europeo, indagando además acerca de la posible complicidad de los servicios secretos de los Estados miembros o de países terceros;
2. Protesta enérgicamente contra el hecho de que determinados ámbitos militares estadounidenses del SHAPE y de la OTAN se hayan arrogado el derecho a impulsar la creación en Europa de una estructura clandestina de información y de actuación;
3. Pide a los Gobiernos de los Estados miembros el desmantelamiento de todas las estructuras militares y paramilitares clandestinas;
4. Solicita a las magistraturas de los diferentes países en los que se ha detectado la presencia de dichas estructuras militares que esclarezcan su importancia y operatividad, y pide a los jueces que aclaren especialmente la función que hayan podido desempeñar en la desestabilización de las estructuras democráticas de los Estados miembros;
5. Solicita a todos los Estados miembros que realicen las gestiones necesarias, si es preciso a través de la creación de comisiones parlamentarias de investigación, con objeto de establecer un inventario completo de las organizaciones activas en estos sectores y, al mismo tiempo, controlar sus vínculos con los respectivos servicios de seguridad estatales, así como su conexión con los grupos terroristas y/o su implicación en otras prácticas ilegales;
6. Solicita al Consejo que proporcione una completa información acerca del funcionamiento de estos servicios secretos de acción e inteligencia;
7. Encarga a su Comisión de Asuntos Políticos que examine la conveniencia de proceder a audiencias que permitan clarificar la función y el alcance de la operación «GLADIO» y de otras posibles estructuras similares;
8. Encarga a su Presidente que transmita la presente resolución a la Comisión, al Consejo, al Secretario General de la OTAN y a los Gobiernos de los Estados miembros y de los Estados Unidos.
¿Qué era realmente GLADIO? ¿Sigue activa o duerme? Iré descubriendo
el trampantojo en sucesivas entregas