De acuerdo con nuevos
estudios publicados en cuatro artículos incluidos en el número 113 (13) de la prestigiosa
revista científica estadounidense Proceedings
of the National Academy of Sciences (PNAS, marzo de 2016), que analizan datos sobre el
cambio climático en los últimos 6 millones de años, los niveles del mar a
escala mundial parecen ser extraordinariamente sensibles a los cambios de
temperatura y a los volúmenes de gases de efecto invernadero. Los cuatro artículos,
además de destacar los efectos que el aumento de gases y
las temperaturas globales podrían tener en el futuro del nivel del mar, ponen
de manifiesto la creciente potencia de los ordenadores para simular las
complejas interacciones entre el clima, el hielo polar y los océanos del
planeta.
En conjunto, lo que
subrayan los datos de esas publicaciones es que desde el siglo XX hasta ahora la
tasa de elevación del nivel del mar es más rápida que cualquier otra registrada
en los dos milenios anteriores. Algunos de los estudios proporcionan una
descripción detallada de los cambios en el nivel del mar y la capa de hielo de
la Antártida, una historia escrita en los fósiles y las rocas del litoral, cuyo
análisis sugiere que el nivel del mar puede evolucionar a corto plazo más
drásticamente de lo que se pensaba.
El primer estudio llega a la conclusión de que pequeñas fluctuaciones de la temperatura han provocado cambios notables
en los niveles del mar durante los últimos 3.000 años. Por ejemplo, cuando la
temperatura mundial descendió sólo 0,2 °C entre 1.000 y 1.400 años A. C., los niveles
marinos descendieron unos ocho centímetros. Por el contrario, los niveles han subido
casi 14 cm durante el siglo XX. Según los científicos que suscriben el
artículo –que encabeza Richard H. Levy, del Servicio Geológico neozelandés-, al
menos la mitad de ese aumento se debe al cambio climático inducido por el
hombre, que añaden que es muy probable que los niveles del mar aumenten entre 0,24
y 1,3 metros durante el siglo XXI.
Preparación microscópica con foraminíferos bentónicos actuales (Fuente). |
El estudio, que
constituye el análisis más completo del nivel global del mar durante los
últimos 3.000 años, se apoya también en las investigaciones más recientes del
Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC). Combinando el
análisis estadístico de los registros del nivel del mar y de la temperatura,
los científicos llegan a proyecciones del nivel del mar para el año 2100 que resultan
muy próximas a las estimaciones del IPCC. Un segundo artículo del mismo número
de PNAS, que utiliza medidas históricas, también ofrece resultados casi
idénticos. El tercer artículo, basado en una columna de sedimentos de 1.100
metros de longitud extraído de un fondo marino de la Antártida, arroja luz
sobre las oscilaciones de las capas de hielo del continente hace entre 14 y 20
millones de años, cuando los niveles de CO2 en la atmósfera eran
sólo ligeramente superiores a los niveles actuales.
El análisis de los fósiles, los fangos y las rocas registrados a lo largo de esa columna narra una historia de cambios masivos en las capas de hielo que estaban en sincronía con los cambios en el CO2 atmosférico. Cuando el CO2 estaba en su punto más bajo, las capas de hielo se extendían hasta el fondo del mar en el sitio de la perforación. En otros momentos, cuando aumentaba la concentración de CO2 las capas de hielo se retiraban lo suficiente como para que las conchas de moluscos y el polen de las plantas litorales aparecieran en el sedimento. Eso ocurrió en momentos en los que el CO2 estaba por encima de las 500 partes por millón (ppm), unas 100 ppm mayores que la tasa actual. Todo ello es una muestra de que las capas de hielo son sensibles a cambios relativamente pequeños de CO2.
El análisis de los fósiles, los fangos y las rocas registrados a lo largo de esa columna narra una historia de cambios masivos en las capas de hielo que estaban en sincronía con los cambios en el CO2 atmosférico. Cuando el CO2 estaba en su punto más bajo, las capas de hielo se extendían hasta el fondo del mar en el sitio de la perforación. En otros momentos, cuando aumentaba la concentración de CO2 las capas de hielo se retiraban lo suficiente como para que las conchas de moluscos y el polen de las plantas litorales aparecieran en el sedimento. Eso ocurrió en momentos en los que el CO2 estaba por encima de las 500 partes por millón (ppm), unas 100 ppm mayores que la tasa actual. Todo ello es una muestra de que las capas de hielo son sensibles a cambios relativamente pequeños de CO2.
Estos resultados están en
línea con una nueva simulación por ordenador de cómo se contraen y se expanden
las capas de hielo en la Antártida. El modelo, descrito en un cuarto artículo
cuyo primer firmante es el climatólogo Edward Gasson de la universidad de Massachussetts, encaja como anillo al dedo con los los resultados obtenidos
de la anteriormente mencionada columna de sedimentos de la Antártida. Las nuevas
simulaciones ponen de relieve cómo el deshielo de los casquetes y glaciares influyen
en el clima circundante.
De cara al futuro, los
resultados del nuevo modelo sugieren que los cambios en el hielo de la
Antártida podrían provocar que el nivel del mar se eleve aún más rápidamente de
lo que indican las predicciones actuales basadas en el método Kopp y en los
datos del IPCC.